¿Es cómic o arte secuencial?
Mi afición por los cómic, al que hoy se propone llamar arte secuencial, se remonta a mi niñez. Entonces se le llamaba «literatura barata», es decir, de baja calidad literaria. A pesar de la prohibición paterna, me resultaba una opción ante la falta de bibliotecas en el pueblo. Por otra parte sabía que la limitación de recursos económicos impedía adquirir publicaciones literarias en número suficiente. Mi apetito por la lectura no se satisfacía fácilmente. Una opción intermedia eran las biografías de santos, santas y personajes célebres que solían ilustrarse con dibujos o fotografías.
Hoy el cómic en blanco y negro, a color y en movimiento, tiene una gran aceptación. Además de las grandes producciones cinematográficas basadas en las mismas historias, se han creado juguetes de los personajes, así como un sinfín de productos que aparecen con ellas/os. Esto genera publicidad para las proyecciones cinematográficas, los cómic y los artículos y que se traduce en mayores beneficios.
¿Cuál prefieren? ¿color? ¿blanco y negro?
Veo con interés una de las características actuales en los cómics. La introducción de temáticas con valores como la no discriminación, la equidad, la igualdad, los derechos humanos, el cuidado del medio ambiente, el bienestar de los seres humanos y de las especies, entre muchos otros. Entrego esta primicia con el propósito de motivar su lectura, valorar su aceptación, pero también impulsar la creación de nuevas propuestas.
El primer personaje tiene una identidad específica, hablo de Nubecita, la borreguita que a pesar de su anatomía tenemos que considerar semi-humana dada la identificación de ¿sentimientos ? o ¿emociones? Podemos identificarnos con su compañera de juegos. Ambas llegan a desarrollar una capacidad de apego, un profundo cariño y pudiéramos hablar hasta de una amistad. Esta identificación es la que les permite desarrollar poderes de percepción que se describe en la narración la cual les presento a color y en blanco y negro. ¿Cuál prefieren? ¿color? ¿blanco y negro?
Andrea Saldaña Rivera
Recordé que mi seguro y todos los papeles estaban en orden. Traté de tranquilizarme releyendo las instrucciones en caso de aterrizaje de emergencia. Me di cuenta que mis manos sudaban y un ligero temblor me dificultó fijar la vista en las palabras y dibujos. La pareja a mi lado empezó a rezar “la magnífica”. Otros pasajeros trataban de hablar con sus familiares atrás de ellos para reiterarles su cariño. Una joven se desmayó, consecuentemente esto provocó la solicitud de ayuda y una mayor confusión en todos nosotros. La sensación de impotencia y vulnerabilidad era casi insoportable. Las asistentes circulaban trabajosamente por los pasillos, parece que trataban de calmar y ayudar a los pasajeros.
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