No siempre me apetece, rebobinar el tiempo y la memoria,
aunque hay tanto de los dos entre nosotros. A veces, basta
soltar al aire algún suspiro para traer al punto los recuerdos
junto al montón de cosas, valoradas por ambos, con razón.
Como las flores secas que aún siguen en los libros de Sabines,
o al lado de mi cama tu dibujo, en el buró, el antiguo joyero
y dentro los aretes con esas perlas blancas, un poco irregulares
porque tienen… la huella de tus besos mezclados con los míos.
Desde que te marchaste, muy seguido las flores y los versos
me acompañan, los pétalos, sean frescos o marchitos, tienen
un peculiar aroma. Rara vez se me da aceptar del amor
medias palabras, te lo dije una vez, conmigo todo…o nada.
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