Me hiciste un gran favor cuando te fuiste,
al no estar a mi lado nunca más, ya me di cuenta,
es, de lo más trascendente, un verdadero reto
para ambos. Una podría pensar ese episodio
como un final austero, riguroso, inexorable.
Una podría sentirse en la orfandad perene,
cargando, con la pesada losa de tu ausencia
aquí, sobre mi espalda, mientras el llanto
arrastraba tu nombre, hasta llegar sin prisa
para ahogarlo, en los lagos serenos del olvido.
Habría que trabajar, para secar todo el dolor
y la congoja, que se queda en un alma adolorida,
quizá convenga ventilar sin pena, la penitencia
que esto significa, tal vez, un perdón generoso
y absolución total, tomados de la mano del olvido.
Lo más notable de la poesía, a mi entender, es como facilita explorar el lenguaje. Probablemente se regodea en las múltiples aplicaciones de los vocablos debido a que nuestro idioma es tan rico en acepciones. Debido a que, en los los diccionarios, las acepciones de cada palabra suelen ir numeradas, la tarea suele enriquecer a quien la realiza, en primera instancia.
Parece que es uno de las mayores desafíos. Sin embargo el poema se trabaja, tanto para evitar palabras repetidas como para eliminar cacofonías y palabras que pudieran causar un sonido, un efecto desagradable o diferente al que se busca. Finalmente, encontrar las metáforas, https://www.ejemplos.co/metafora/como quien va moldeando el barro para dar forma a la pieza que, aunque no se tiene una idea precisa de ella, casi podría decirse que la mente la lleva de la mano hasta encontrarla. Andrea Saldaña Rivera. https://es.wikipedia.org/wiki/Andrea_Salda%C3%B1a