En el bosque.

Por Andrea Saldaña Rivera

 

 

En unos segundos el DC 9 parecía un juguete en medio de la tormenta. Los relámpagos iluminaban la oscuridad y permitían ver como aumentaba la lluvia.  A los demás no les importa. Sin embargo, a mí, me molesta no saberlo. Vuelvo a tratar de recordar. Busco algún indicio, parece que la memoria no me responde desde entonces…me veo de nuevo caminando en el pasillo. Localicé mi lugar: fila 10, asiento “C”, coloqué mi portafolio y la gabardina en la parte superior. Mis compañeros de asiento y una pareja de edad avanzada, continuaron su conversación. Una leve inclinación de su cabeza fue la respuesta a mi saludo.

Se encendieron los avisos y una voz indicó abrocharse los cinturones y no fumar. El avión enfiló hacia una de las pistas y despegó. Las luces se apagaron. El servicio de bebidas se detuvo probablemente a nadie le importó . Volvieron a encenderse las luces y una voz nos advirtió permanecer en nuestros asientos, abrocharnos los cinturones y conservar la calma. Empezó un vaivén y varios movimientos repentinos, debido a ello causaron inquietud, luego miedo, angustia y lágrimas.

En el bosque.

En el BosqueRecordé que mi seguro y todos los papeles estaban en orden. Traté de tranquilizarme releyendo las instrucciones en caso de aterrizaje de emergencia. Me di cuenta que mis manos sudaban y un ligero temblor me dificultó fijar la vista en las palabras y dibujos. La pareja a mi lado empezó a rezar “la magnífica”. Otros pasajeros trataban de hablar con sus familiares atrás de ellos para reiterarles su cariño. Una joven se desmayó, consecuentemente esto provocó la solicitud de ayuda y una mayor confusión en todos nosotros. La sensación de impotencia  y vulnerabilidad era casi insoportable. Las asistentes circulaban trabajosamente por los pasillos, parece que trataban de calmar y ayudar a los pasajeros.

El mareo empezó a aparecer en mi mente y era una sensación difícil de postergar. No encontré en el respaldo frente a mi ninguna bolsa para el mareo. Por lo tanto, respiré profundamente y cerré los ojos sintiendo que ya no podía contener el vómito. En conclusión, percibí una luz brillante y un ruido ensordecedor…¿o fue a la inversa?

No lo sé. Simplemente no puedo recordar nada más. Finalmente solo miro los cuerpos calcinados. En el bosque, dispersos y sin saber a ciencia cierta… cual de todos es el mío.

 

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