La bruja guachichil. Comentarios.

Por Andrea Saldaña Rivera

” La bruja guachichil. Palabras para otra magia» de Alexandro Roque , a la «bruja» se le nombra en la novela como  “vieja, hechicera, sanadora, india, esposa, y madre, ..» Sería para no pensar en las palabras «líder , guía, caudillo o cabecilla?  estarían bien aplicadas ya que logró que se sublevaran más de 150 indígenas . La obra obtuvo el Premio de Literatura Manuel José Othón, en  2019.  

La novela consta de 53 fragmentos (o escenas). Al nombrar, se confiere significado y éste, es acorde a la imagen que proyecta. Su connotación, da el sentido, en este caso, al nombrarla  “bruja” como parte de la acusación, se le da una connotación negativa. Especialmente al sumar variables entre las que resaltaron, ser mujer y  ser indígena  cuando sus carencias eran algo perfectamente natural.

¿Bruja, hechicera, mujer…?

Si tantas palabras se usaban para nombrarla, ¿por que se usó «bruja«?

  1.  Quizá tomó para título  “bruja guachichil” del artículo base para la novela “Las visiones de una bruja guachichil en 1599: hacia una perspectiva indígena sobre la conquista de San Luis Potosí”. [1]
  2. Tal vez usó «bruja guachichil! por ser sinónimo de hechicera, ( en español y náhuatl). El clero señalaba una bruja como «la  mujer que había perdido el temor a Dios, que se sentía libre para llevar una vida viciosa y libidinosa». Otros daban a la palabra  «bruja» para llamarle de esa manera a una mujer, vieja y fea
  3. Aunque, según Myriam Wigutov , artista, instructora de yoga y bruja  dice que “Bruja, viene de una bella y antiquísima palabra y práctica egipcia: ´Baq´, tiene varios significados: Poder femenino, mujer que  conoce y usa el poder y sus palabras mágicas. O sea que, bruja significa “Mujer Empoderada”. Pero… ¿el poder?  me pregunto si es algo de lo que carece la «bruja guachichil«,  personaje central en esta obra ya que al final sufrió la muerte. Me vuelvo a preguntar ¿la muerte es un fracaso? ¿o solo un paso hacia algo más?

¿Bruja, sanadora o yerbera?

Siguiendo con la reflexión. En este siglo XXI algunas mujeres se autonombran brujas, es una forma de resistencia activa. Una manera de rescatar la memoria de esas mujeres que murieron, o que las mataron, por ser mujeres llamándoles «brujas» para justificar el crimen.

A la «bruja»,  se le describe con el estereotipo de la “bruja” mala y come niños, como en los cuentos o fiestas de Halloween:    ”además de tullida, la india tenía decenas de verrugas que cruzan el ajado cuello, cabello estropajoso, ojos con cataratas blancas, párpados colgantes, como bolsas de carne, arrugas, patas de gallo, mezquinos…” 

Es llamada vieja,  casi al final encontramos la razón: era una anciana de +80 años pues, “nació el año en que Hernando de Cortés y sus huestes llegaron a la Gran Tenochtitlán”. (1,519). Se conocía y toleraba su función de “sanadora” o «yerbera» porque «era bueno«, decían,  que se ocupara de sus «hermanitos»  los indígenas. Aquí una reflexión más para preguntarnos si dicho personaje existe en la actualidad bajo una «tolerancia» similar.

La Bruja Guachichil

Algunas brujas históricas adquirieron notoriedad, como las Brujas de Salem, la Bruja de Évora, un personaje de ficción que emerge en una ciudad de Portugal y Alice Kyteler (la 1a. bruja condenada en Irlanda que escapó), entre muchas otras.

La bruja Guachichil”  surge a la vida en el siglo XVI rodeada de personaje reales y ficticios, en un contexto mágico y poético, logrado por la pluma del autor. Se percibe con una gran fuerza interior por la resonancia que dejan sus palabras. Hay muchas pistas e indicios y una gran apertura para identificarlos. Su papel excede, con mucho, el de una causa criminal del siglo XVI.         

Como toda “bruja” que se respete, cumple su papel, hay testigos de cargo pero ninguno útil para la defensa, «ni siquiera sus hermanitos indígenas a quienes sanaba» hasta Andrés, su ex -pareja la acusaba. El «asesinato«, o la herejía cometida contra la iglesia, estaban en un segundo plano. Sería porque en esa época, los frailes ponían énfasis en acusaciones sobre los placeres sexuales de la mujer. Muy poco o nunca, se castigaba el papel de su o sus parejas.  ¿Una forma de invisibilizar haber sido promotora y guía para 150 indígenas que se sublevaron? ¿Ser cabecilla, dirigente o promotor eran términos permitidos solo para los hombres? ¿Por que o para que encubrir el liderazgo del personaje?

Cazadores de brujas.

Andrés, ex  pareja de la «bruja guachichil» y testigo de cargo, nos dice el autor“se pregunta en silencio… si al principio fue amor”. Las técnicas jurídicas, el proceso y las declaraciones obtenidas, parecen apegarse a las instrucciones del “Manual del perfecto cazador de brujas”https://www.greelane.com/es/humanidades/historia-y-cultura/malleus-maleficarum-witch-document-3530785/de la edad media, que sentaba las bases para tratar la brujería como una práctica peligrosa y herética de asociarse con el diablo y, por lo tanto, un gran peligro para la sociedad y la iglesia.

La muerte como penalidad, apareció en la mente de los juzgadores, desde el inicio. Buscaron identificar, encerrar y sobre todo, matar a la “bruja”. Lo mismo que hacía la Inquisición, que no Santa, pues de Santa no tuvo nada. A la horca por ser plebeya, a la hoguera por sacrílega y hereje, aunque primero “justificar” con base en interrogatorios y torturas  «buscando el el terror, que nunca lograron que apareciera en sus ojos».

«…lo que los blancos llaman pecado»

Obtener la confesión de la «bruja guachichil» y los testigos, indagando sobre la herejía, los placeres sexuales, el erotismo del cuerpo, el sexo,  como el de aquel día, cuando quedó “El cuerpo ardiente de deseo, de lo que los blancos llaman pecado” . Todo ello, para exhorto al arrepentimiento y  evidenciar los azotes o varazos para la indiada, en una suerte de escarmiento.

La narrativa desborda la imaginación del lector/a. Permite ubicar en tiempo y espacio al San Luis de esa época con un lenguaje descriptivo, concreto y preciso. No olvida visualizar el poder (de los invasores españoles) y la sumisión (de los pueblos indígenas originales). Menciona el despojo, que se concluyó, gracias al poder de las armas.

La Causa criminal de la «bruja guachichil«, hecho histórico enriquecido con la ficción: tuvo lugar el penúltimo año del siglo XVI, la fecha exacta: 19 de julio de 1599.

Relaciones asimétricas de poder.

Y se develan los personajes. Masculinos, en su mayoría, (testigos de cargo, defensor, un justicia mayor, los imaginarios Miguel Caldera y Fray Diego de la Magdalena, etc.)  Estos dos últimos gracias a las licencias para hacer de la ficción una posibilidad, fueron todo un acierto, enriquecen el texto al darle una mayor relevancia con tales personajes involucrados. La lectura con perspectiva de género, nos permite construir una visión crítica sobre los relatos de la cultura dominante y la invisibilidad de las mujeres de esa época, si no en las acciones si en la recopilación de las mismas. Resaltarlo posibilita proponer la creación de miradas diferentes, de lecturas más incisivas,  capaces de incidir en la superación de ideologías patriarcales.

Se trata no solo de analizar las relaciones asimétricas de poder. También, de cuestionar la construcción  o ausencia de un enfoque de equidad. (ejemplo: azotes o varazos para los indios y la muerte para la bruja guachichil ) La perspectiva de género y el análisis crítico del discurso, harían posible una lectura, que supere el significado literario y literal.

Deslegitimar o legitimar desigualdades.

La narrativa histórica, como en este caso,  podría aportar interpretaciones, en las que el lector/a, reconozca más fácilmente las relaciones asimétricas de poder. Y como sostiene Almudena Hernando, https://es.wikipedia.org/wiki/Almudena_Hernando  (arqueóloga y catedrática española)  las desigualdades se legitiman, enseñando a los miembros de la sociedad, a mirar el mundo, a través de la mirada particular de quienes tienen el poder.  

Esa “otredad” que las mujeres representan, está marcada por la inferioridad ante un supuesto «prestigio» del varón, por la descalificación simbólica y por la opresión concreta de una sociedad patriarcal. Especialmente con las representaciones y estereotipos, cargados de connotaciones negativas. Esto, afirma prejuicios y comportamientos desfavorables hacia ellas.

Non omnis moriar”

Los acontecimientos no siguen una línea temporal, hay saltos de tiempo y espacio. Se desvían  del personaje principal, lo que permite  resaltar  a otros/as. Esta forma le da un contexto más amplio, una gran riqueza y una creatividad expresiva. 

Non omnis moriar”, ¿una de las pistas ? al menos. Ya que nombrar el poema de Manuel Gutiérrez Nájera, para encontrar la línea: No moriré del todo, amiga mía!  hace del lector un agradecido co-autor, que encuentra el profundo sentido de esta prosa. Porque las palabras de esta publicación, son como monedas, una vale por muchas. El texto es pródigo en metáforas, onomatopeyas, imágenes , referencias …y mucho más. 

Personajes secundarios.

Los personajes podrían enumerarse, reales o de ficción. Desde  Fray Antonio granados, a Don Gabriel, el justicia mayor, los vecinos, Narciso Garay de Vega y David de Cortés, hasta la visión con los Santos Miguelito Arcángel, Señor Santiago, San Isidro de las buenas aguas y el quemado del Saucito.

Personajes, como el Viejo Simeón, Andrés, pareja de la «bruja guachichil«, el escribano, el verdugo, Fray diego de la Magdalena,  su  amigo asesinado Fray Gregorio de San Miguel, Don pedro de Arizmendi, la Criolla Dalia Garmendia y sus hijos, Ana la esclava, iniciadora en artes ocultas  y su hijo serafincillo, la indígena Sudor, Juan Sabás, Miguel Caldera, el Indio Gualiname,  cuyas pinceladas de amarillo en su cara, fustigaron la ambición, la del rebozo negro hablando a la distancia, el cadáver incorrupto del indio …y muchos más si agregamos a los 150 indios convocados por la hechicera para levantarse en armas, evento que da la certeza del liderazgo de esta sanadora, hechicera o «bruja».

Ataques en ambas direcciones.

El asesinato de Xavier de Ibarra y su familia, como ejemplo, nos permite imaginar tantas noches tristes, ríos de sangre, venganzas, ambición y tantas atrocidades planeadas y combatidas en ese mundo novohispano que no solo fue de españoles, contra indígenas. Interesante pensar en ambas direcciones. Posible, aún en la ficción, al leer que Copuz el viejo, atendiendo a su consejera (ausente, misteriosa, la sin nombre) reúne a los caciques del Consejo para planear la defensa de la Gran Chichimeca.

No podían faltar fragmentos sobre la cosmovisión, el principio del mundo y sus creencias. El sincretismo y la voz narrativa nos lleva en un alucinante viaje. Semeja el laberinto en el que a cada instante, parece que encontramos el hilo conductor. A veces es así, en otras, seguimos disfrutando de la prosa poética, frases y palabras  en español, latín, náhuatl o chichimeca.  

Finalmente.

“…la mujer, es más poderosa que el hombre…” dijo la india hechicera a Fray Diego de la Magdalena. Cuando la ahorcaron, decidieron no darle una tumba. Tenían que evitar que la localizaran, o que usaran sus restos como amuleto, o peor aún, que el tal amuleto tuviera poderes.  ¿Sería el miedo ancestral y recurrente, del hombre a la mujer? ¿Qué hicieron para evitarlo? Aún hay preguntas por contestar, en cada relectura podemos encontrarlas.

Ante las preguntas ¿Quienes fueron las brujas?  y ¿Quienes fueron sus verdugos? amerita una respuesta con perspectiva de género, con las luces apuntando a las razones y pasiones,  escritas y ocultas.

Me gusta la apertura del autor, me permite ampliar mi optimismo para publicaciones futuras, ya que dice: “Son tiempos de re-escribir la historia, de hurgar en lecturas y en nuestro interior, para construir otras formas de ser, de estar, de nombrarnos…” Me recordó obvio, a Rosario Castellanos y la frase final de su poema:  “Otro modo de ser humano y libre. Otro modo de ser.” 

Análisis literario .Andrea Saldaña Rivera.https://andreasaldana.com/quien-es-andrea-saldana/

email: srandrea@prodigy.net.mx

 

[1] [1] NOTA:  “Proceso criminal instruido a una india guachichil que promovió el alzamiento de los indios el 18 de julio de 1599, en Tlaxcalilla, Acusada de mancillar la fe de los indios, persuadirles de no acudir a misa, profanar las iglesias y matar al indio Agustín, a quien le metió una pajuela en el oído”. 

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