“Sevilla, hermosísima ciudad; quien no ha visto Sevilla, no ha visto maravilla…” Lo dijo Lord Byron, yo agrego: yo también soy de la misma opinión.
Conocí Sevilla durante mi viaje a España para asistir al “Congreso cuadrienal del Consejo Internacional de Enfermería”. Se realizó en Madrid en 1993. Pocos lugares recorrimos luego del evento. Sevilla fue mi prioridad. Aquí estoy en la Plaza de España. Contagiada con la belleza de sus 48 arcos, medallones, el Escudo de Sevilla y sus águilas imperiales. Remata una estampa colorida donde resalta el color de los azulejos del piso.
El abanico y sus significados
Adquirí un abanico. Complemento de moda con el que rítmicamente se pueda mover aire y refrescarse. Considerado además un arma de seducción femenina. Incluso los significados de las diferentes posturas: abanicarse rápidamente mirándote a los ojos se traducía como “te amo con locura”.
Si se abanicaba lentamente, “estoy casada y me eres indiferente”. Abrir el abanico y mostrarlo “puedes esperarme”.
Sujetarlo con las dos manos “es mejor que me olvides”. Dejarlo caer delante de un hombre, «te pertenezco«.
Apoyarlo abierto sobre el corazón: “te amo”. Si se cubría la cara con el abierto: “Sígueme cuando me vaya”.
Si lo apoyaba en la mejilla derecha “sí”, Si lo apoyaba sobre la izquierda “no"
En conclusión.
Estuve practicando todos los mensajes, parece un poco más complicado que el Whatsapp y los “emoticones de nuestra era actual, ¿no es así? Frases como la del escritor español Manuel Mateo Pérez “Abril guarda hacia Sevilla un romance perpetuo, un noviazgo de toda una vida” justifica y reviste los rituales, la magia y el encanto que tuve el privilegio de vivir en Sevilla…es cierto, hay recuerdos que el tiempo no borra.