Prof. Catarino Gutiérrez Bautista .
Autor del texto de análisis literario.
En esta publicación no se escatiman citas. Quizá son para agradecer a los espíritus que han acompañado a la autora en sus días más oscuros. En sus noches más lúgubres. Y así, inspirada por sus bienhechores literarios, es que Andrea Saldaña Rivera decidió transpolar el vértigo de su existencia y escribió “Una luz en mis caminos” Autobiografía.
Su destino es de nube viajera. Al igual que Rosario Castellanos, es ella también una lámpara de inagotable aceite. Lámpara encendida a la luz del día, como Sabines definió a la poetisa mexicana. Caminos, avatares, transformaciones. En cada página valida Andrea la sentencia cervantina: “Todo texto escrito es valioso, porque encierra el mensaje con el que un espíritu contacta a otro espíritu”.
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Parece hundirse el barco llamado Mundo.
Esto pasa en estos tiempos convulsos que nos toca vivir, inciertos y oscuros, . No son sus capitanes, –gobernantes al timón ni los poderes económicos los que lo salvarán – En estos tiempos que nos tocó vivir, son sus tripulantes, los hombres y mujeres de mente lúcida y buen corazón. Ellos y ellas de manera silenciosa y anónima, conducirán el barco al mejor puerto.
Recuerdo y leo con esperanza una de las prosas poéticas que más aprecio. Tal vez por su equilibrio estético y su talante ético. Se titula “Los Justos”, de Jorge Luis Borges. Comparto unas líneas:
Para Borges.
El mundo seguirá a salvo mientras existan esas personas que de manera silenciosa ejercen el bien. Tengo la fortuna de comentar las impresiones que en mí ha generado la obra escrita por una mujer. Su mejor obra se encuentra en su historial de servicio, de amor a la vida en todas sus formas.
La veo principalmente en su vocación y fervor, hacia la mejora de la salud pública en nuestro país y el extranjero. Es una mujer que ha trotado por el mundo. A veces camina a paso lento, otras a paso veloz. A veces, con la rienda firme y dueña de la brecha. Otras dubitativa, piernas débiles y frágiles al desmontar del caballo en su destino. Como resultado, la prudencia, pero jamás la rendición.
Andrea Saldaña Rivera.
Una mujer que ha sabido vivir en el bullicio del mundo. Aunque, también se aleja de él para encontrar en su familia y el amor a sus libros… un remanso de paz. El reconocimiento público no puede otorgarlo. Ella es una mujer valiente, como la etimología griega de su nombre. Una mujer proclive a la estética artística, a la belleza, como la condenó benditamente su padre al imponerle su nombre y su sino: Andrea.
Se escribe, para exorcizar los demonios. O para dejar un legado, una huella de su andar por la tierra, como lo ha hecho esta autora. ¿Qué nos deparan sus páginas? ¿Cuáles son las temáticas que la pluma de Andrea ha privilegiado en sus momentos de escritora?
Confrontación de raíces.
Desde las primeras páginas nos advierte la confrontación de raíces. La paterna, ligada al comercio y la materna, en la que la medicina tiene cabida. Y será la familia el centro, norte, oriente y poniente de los recuerdos de Andrea. Siempre bajo el telón de fondo de su trayectoria en el ejercicio de la Enfermería, especializada en el área de la Salud Pública.
La autora confronta también su memoria elegiaca, esa plena en partidas y sufrimientos. No lo hace para lamentarse de los infortunio, sino para que reverbere el agradecimiento a la vida y sus lecciones. En otra arista de su pintoresco trotar por el mundo, Andrea nos comparte pinceladas de su valerosa y arrojada juventud.
El grito de libertad.
Nos confirman sus anécdotas, lo que de una u otra manera todos intuimos: los jóvenes de ayer y hoy llevan en su sangre el grito de libertad. Por lo tanto, podrán cambiar las formas, los métodos, pero siempre existirán las Andreas que se adhieran a una expresión política y se manifiesten. O que se lancen con 18 años al Distrito Federal a labrar su destino en un mundo “hecho para hombres”.
Obligada a luchar, parece conocer desde niña (en el mismo ambiente familiar) el mundo de violencia y discriminación al que miles de mujeres se ven sometidas. Ese patrón lo repetirá en carne propia. Valiente, casi lo encapsula en sus páginas. Así lo encaró. Ahora su pluma es como un grito de advertencia: hay que hacer frente a prácticas culturales que siguen hoy vigentes en nuestra realidad mexicana.
Un duelo parece haberla marcado.
El duelo la acompañó, aprendió a domarlo. A procesarlo con esa sobriedad y rigurosidad metodológica que aprendió en el área de la Salud Pública. Todos fuimos marcados, por la partida de la piedra angular de nuestra existencia. Ese fue el duelo por la muerte de su padre:
“Por la noches, salía de la casa para llorar a solas, para no lastimar a mis hijos. Huyendo de la soledad, busqué en mis libros; encontré a Sabines y sentí hermanado el sentimiento en sus palabras”.
Su andar por el Mundo, a paso lento
… a paso veloz, continúa: Docente, pionera en campañas nacionales de vacunación, defensora de una Maternidad sin riesgo, viajera y promotora de la salud en Nicaragua, Guatemala, Brasil, otros países y el propio. Congresista en Europa, África, el Caribe y América.
Muchas misiones y aventuras más que alegremente ha querido compartirnos, con la voz de una amiga que nos participa la dicha de una existencia plena: “Vida, nada me debes/ Vida, estamos en paz”.
Finalmente, «Una luz en mis caminos» está conformado por anécdotas que brillan a la luz del día…. Claras como una lámpara, simples como un anillo. Acompañar a Andrea en este viaje es la mejor manera de reconocer a una mujer justa, que junto a otros hombres y mujeres justos, están salvando al Mundo. ¡Muchas felicidades, Andrea! A seguir andando, libre de espíritu, que bien sabes tú que son estos los mejores años para saborear la dicha!
Mtro. Catarino Gutiérrez Bautista
Tampico, Tamps. 28 de enero, 2021.