Uno de los relatos del libro “Coincidencias o Diosidencias”, “Me da usted una bendita caridad, por el amor de Dios señorita”. Es el título y la frase con la que, de entrada, delimito a los personajes. Usé 12 palabras. Sintetizan tema, personajes y contexto. Atendí a la primera regla del cuento: atrapar al lector, si lo logré o no, ya se verá.
Luego, la información se amplía. El lenguaje excede la descripción, busqué un símil expresivo, “Su rostro estaba surcado por arrugas, como si la sed de sus años las hubiera dejado más profundas…”, alusiones y símbolos. La anécdota, debe rebasar la imagen y el tema de la mendicidad.
Cerrar demandaba el rigor de una autocrítica, sin piedad. Solo las heridas podrían dar coherencia. Lograr los tintes de una realidad que no siempre reconocemos. ¿Era mucho esperar? Cito otra reflexión “Un retrato de una vejez, esa a la que nadie aspira para su futuro” Espero plasmar una literatura de compromiso, una ficción que ayude a cambiar una injusta realidad y cuando menos, un momento auténtico de este siglo XXI.